Breve reseña de la vida de dos personas de gran relevancia en la historia de Santo Ángel

Santo Ángel 2018 | Ángel Matas Zapata.

María de los Dolores Séiquer Gayá (1891-1975), nació en el nº 19 de la C/ Frenería de Murcia, el 12 de abril de 1891. Su padre, D. Mateo Séiquer Parroquia, era Corredor de Comercio, descendiente de un inmigrante de la isla de Malta, que se afincó en Murcia a finales del siglo XVIII. Su madre, Dª María Gayá Nolla, descendía de otra familia de emigrantes procedentes de Cataluña. A finales del siglo XIX crearon en Murcia la Banca Nolla, que se arruinó en 1914, durante la Primera Guerra Mundial.

María Séiquer Gayá estudia en el Colegio «Jesús y María» (Murcia) hasta el año 1908. Un año después conoce a Ángel Romero, un muchacho de 23 años, con el que formalizó relaciones en 1911.

Ángel Romero Elorriaga (1885-1936), de padre murciano y madre bilbaína, había nacido en Ciudad Rodrigo (Salamanca), donde su padre D. Luis Romero Saín, hijo del Marqués de Pinares, trabajaba como ingeniero hasta que consiguió su traslado a Murcia. Ángel estudió medicina en Madrid y pasaba sus vacaciones en Murcia, cuando conoció a María.

María Seíquer Gaya

María Seíquer Gaya

La petición de mano fue el 12 de abril de 1914, y la boda el 6 de julio del mismo año, en la Parroquia de San Bartolomé (Murcia), pasando la “luna de miel” en San Pedro del Pinatar, en una casa propiedad de los abuelos de María.

En un primer momento el joven matrimonio se instala en un piso de la Calle Alfaro (Murcia), cerca de San Bartolomé, donado a los recién casados por el III Marqués de Pinares (padre de D. Luís Romero, y abuelo de Ángel).

Poco tiempo después, ese mismo año, se enteran de la posibilidad de comprar una casa en Santo Ángel. Esta casa pertenecía a D. Juan López Parra, y tenía el nombre de «Villa Pilar» por su mujer, Dª Pilar Rodríguez Sedano, persona muy religiosa y que había mandado construir una capilla en la vivienda, en la que su hija pudiera hacer la primera Comunión.

Una vez comprada la casa, se convierte en un centro de gran actividad social. María puede ejercer además la que era su gran pasión: montar a caballo. Los que la conocieron de joven, la recuerdan vestida de amazona y en su caballo, especialmente cuando subía al monte con motivo de la Romería de la Fuensanta. También fue una de las primeras mujeres que condujo un automóvil por las calles de Murcia.

Ángel era buen médico. Un día a la semana pasaba consulta para los más pobres y no les cobraba, les daba la comida y les pagaba el viaje de regreso. Si algún enfermo pobre se tenía que operar, D. Ángel les pagaba la pensión. Tanto para María como para su marido, los pobres siempre serán importantes, y fueron el centro de atención durante toda su vida.

Además, Ángel fue presidente del Real Murcia durante los años 1922-1923 y copropietario de la Plaza de Toros de Murcia. Mediante la empresa Plaza

María Seíquer Gaya

María Seíquer Gaya

de Toros de Murcia, S.A., la familia Bernal detenta la propiedad de la plaza, desde que en 1933 compraran el inmueble, entonces en propiedad del industrial Fagel, a partes iguales Ángel Bernal Gallego, don Jesús Bernal Gallego, don Juan López Ferrer y don Ángel Romero Elorriaga. Al morir Ángel Romero, es cuando López Ferrer en 1940 propuso a sus socios unificar las partes: o bien se quedaba él con toda la plaza, o lo hacían los hermanos Bernal, quienes adquirieron la totalidad de la plaza.

Todavía no había iglesia parroquial en Santo Ángel

En aquellos años no había iglesia parroquial en Santo Ángel, y los franciscanos de Santa Catalina celebraban Misa en la Capilla de Villa Pilar. María siempre quiso que la Capilla estuviera abierta a todo el pueblo, y antes de cada Misa se tocaba la campana, pero solo acudían familiares y amigos.

El 18 de julio de 1936 comienza la Guerra Civil Española, y con ella los saqueos e incendios de las iglesias, siendo peligroso permanecer en la casa porque todo el mundo conocía la existencia de una capilla en Villa Pilar. Al aumentar los episodios de violencia, y estando convencido de no haber cometido delito alguno, ni querer comprometer a nadie que le ocultara, D. Ángel se presenta voluntariamente en el Gobierno Civil y poco después lo trasladan a la Prisión Provincial (junto a la Plaza Circular).

María Séiquer Gayá con su caballo

María Séiquer Gayá con su caballo

Tras una pantomima de juicio, el 11 de septiembre de 1936 se dicta sentencia de muerte contra diez presos entre los que se encontraban Federico Servet (Jefe Provincial de Falange Española y de las Juntas de Defensivas Nacional Sindicalista de la provincia de Murcia), Sotero González (párroco de la iglesia del Carmen), y el propio Ángel Romero.

Poco después llegó un telegrama del Ministerio de Justicia en Madrid aplazando la sentencia, lo que desató las iras de los milicianos que asaltaron la prisión y torturaron y ejecutaron a los diez detenidos, profanando de modo atroz los cadáveres. Concretamente el de D. Ángel, después de serle cortada una oreja y un dedo para quitarle el anillo, fue arrastrado por las calles de Murcia y finalmente lo colgaron de una morera en el lugar que ahora ocupa el Banco Vitalicio (Plaza Fuensanta, frente al Corte Inglés). Al mismo tiempo había sido saqueada Villa Pilar, de donde se llevaron todo lo que consideraron de valor.

Circularon rumores de que estaban buscando a María para ejecutarla, por lo que un policía amigo de la familia, Juan Precioso, consiguió un pase, y así la noche del 14 de septiembre de 1936 pudo salir de Murcia en el tren correo hacia Madrid, donde la esperaba su hermana Elisa.

María consigue un puesto de enfermera en el Hospital de San Luis de los Franceses, que pertenecía a la Embajada de Francia, donde le dan un visado para salir de España hacia Marsella en Julio de 1937.
Después decide regresar a España y se dirige a Salamanca, donde residía su hermana Ana, que era religiosa. Entonces toma la decisión de ingresar como novicia en un convento, cediendo su propiedad de Villa Pilar al Obispado de Murcia con las siguientes condiciones:

  • 1) Su esposo será enterrado allí.
  • 2) La casa será destinada al servicio de los pobres.
  • 3) La congregación que se haga cargo de la casa dará prioridad a los necesitados de la zona.

En esa época conoce a Amalia Martín de la Escalera, y poco a poco va surgiendo entre ellas la idea de regresar a Murcia y poner en marcha un ambicioso proyecto religioso.

Ángel Romero Elorriaga con su perro

Ángel Romero Elorriaga

Villa Pilar

La finca de Villa Pilar había sido requisada por el ejército y en ella se habían construido celdas y pabellones, que les serían de gran utilidad en el futuro. En marzo de 1939 comienza el fin de la Guerra Civil, y el 7 de agosto de ese año el General Kindelan ordena le sea devuelta la finca a su legítima propietaria.

María y Amalia llegan a Murcia el 7 de septiembre de 1939, e inician los preparativos para abrir la casa, ya como Convento, con el deseo de que fuera el día 13 coincidiendo con el tercer aniversario del asesinato de su marido. Ese mismo día bendijo la Capilla el párroco de La Alberca, D. Pedro Hellín, y la primera Misa fue oficiada por el Superior de los Franciscanos de Santa Catalina.

A partir de ese día comienza el continuo peregrinar de María repartiendo medicinas y alimentos, y visitando enfermos y necesitados del pueblo, donde a veces reconoce muebles y enseres que habían pertenecido a su casa.

La primera festividad de Reyes que se celebró en Villa Pilar, en 1940, consiguió repartir un total de 225 juguetes entre los niños del pueblo.

El 1 de febrero de 1940 se abrieron las Escuelas de Catequesis en Villa Pilar, en las que se inscribieron 127 alumnos entre niños y niñas, y ese mismo día dieron comienzo las clases nocturnas para niñas mayores de 14 años.

Son conocidas las numerosas visitas efectuadas por María a los funcionaros que tramitaban el expediente del Consejo de Guerra por el asesinato de su marido, pidiéndoles, ante el asombro de estos, que procurasen ralentizar y, si era posible, paralizar el expediente, pues ya estaba poniendo en práctica su decisión de perdonar a quienes tanto daño le habían hecho.

Ángel Romero Elorriaga

Ángel Romero Elorriaga

Pronto a María se le ocurre un nuevo proyecto realmente descabellado para aquella época, decidiendo que «las niñas deben tener vacaciones en la playa», y como un torbellino se moviliza. Para ello, solicita a la familia López Ferrer una casa en el Mar Menor, y a Aviación unas colchonetas. Así se inician los turnos de 15 días en la playa, lo que suponía un autentico sueño, teniendo en cuenta que la mayoría de las niñas no había visto nunca el mar.

Al año siguiente repitió la operación pidiendo una casa a la Marquesa de Rozalejos. Después el Gobernador Civil le proporcionó unos terrenos en Mazarrón, con una barraca, donde se continuó hasta 1978 en que fueron expropiados.

El 5 de septiembre de 1942, María obtuvo la autorización para trasladar los restos de su marido hasta Villa Pilar, tras preparar un panteón de mármol negro, y le entregaron un trozo del traje que llevaba puesto el día de su muerte, que ella conservó como una reliquia hasta el final de sus días.

Mientras tanto, la Comunidad Religiosa de Villa Pilar iba creciendo, y en 1947 ya contaba con 15 hermanas. En octubre de ese año, decide que ya es hora de crecer y crea la primera fundación fuera de Villa Pilar, en Alquerías (Murcia). En los 18 años que median entre esa fecha y el momento en que María dejo de ser Madre General de la Congregación, se llevaron a cabo 11 nuevas fundaciones, es decir, una cada año y medio.

El 17 de julio de 1975, a las 5 de la mañana, moría en Villa Pilar María Seiquer Gayá, y fue enterrada en el cementerio rodeado de pinos que habían construido en la zona alta de la finca. El 23 de marzo de 1984, sus restos fueron trasladados a la Capilla, junto con los de su esposo y los de su compañera Amalia, que falleció el 1 de marzo de ese mismo año.

María Séiquer Gayá

María Séiquer Gayá

Más información: 

Web: Toda su riqueza espiritual

Web: El pueblo necesita sangre

Youtube: Documental «El Sendero» o en santoangel.red/videos

Hermanas Apostólicas de Cristo Crucificado

Este articulo forma parte del Taller “recopilación de la historia y la memoria de Santo Ángel” 2017/18.

Fotografías:  la Congregación de las Hermanas Apostólicas de Cristo Crucificado (Santo Ángel)

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