Los chinches asesinos colonizan Santo Ángel

Chinches asesinos en Monteliso

Miembros del equipo de Ciencia Ciudadana descubrieron por sorpresa un par de chinches asesinos la semana pasada mientras investigaba el posible hongo que afecta a nuestros pinos. Los primeros datos sobre la presencia del chinche asesino o Zelus renardii en España se remontan a 2015, cuando descubrieron la especie en una zona ajardinada de Valencia. Aunque en el Diario de Sevilla comentan que fue documentada por primera vez en la Región de Murcia en 2012.

Foto de Monteliso donde se vio el chinche asesino en un pino

Zelus renardii

Zelus renardii es un redúvido heteróptero con alas parcialmente endurecidas, una boca tipo picador-chupador y presenta un cuerpo muy estilizado. Es de color anaranjado y rojizo, cuenta con seis patas y unas largas antenas. El chinche asesino tiene este nombre porque caza y mata a otros insectos y vertebrados. Sin embargo no se alimenta de sangre como otras especies de la misma familia. Para evitar que sus víctimas escapen, las sujeta a sus patas mediante una secreción pegajosa de sus tibias. Realmente no hay escapatoria del abrazo de un depredador tan eficaz.

Su picadura es muy dolorosa

Las picaduras para los humanos no suelen ser graves, pero causan un dolor agudo intenso que puede durar horas, sobre todo si la persona picada es alérgica a las picaduras. Por lo que se sabe de momento, no transmiten enfermedades a los humanos. Por lo tanto las picaduras de estos chinches no supondrían un riesgo serio para nuestra salud. Si es muy preocupante el gran aumento del número de picaduras de este insecto depredador registrado en los últimos años.

Tras la picadura queda una pequeña herida o eritema que normalmente desaparece en un par de días. Por lo que se sabe, este insecto pica a cualquier hora del día, tanto en exteriores como en interiores. Los investigadores sospechan que es posible que se sientan atraídos por los humanos cuando se desplazan. Aunque casi todas las picaduras son producidas por chinches adultos, también se ha registrado un caso de picadura por parte de una ninfa.

Foto del chinche asesino en un pino en Monteliso (Santo Ángel)

Una especie invasora

El cambio climático y la globalización tienen graves consecuencias en cuanto a la invasión de nuevas especies que producen una modificación de nuestro hábitat natural. Zelus renardii se considera una de este especies invasoras. Procedente de las zonas regiones áridas de México y el sur de EEUU, este chinche asesino puede suponer una amenaza para la fauna autóctona debido a su dieta general, su gran capacidad reproductiva y de dispersión y su adaptabilidad a climas tropicales y templados.

El chinche asesino es un insecto peligroso. Debido a su capacidad de adaptación al nuevo hábitat, las especies autóctonas experimentan de primera mano la violenta reacción de este bicho depredador. Los expertos confirman que es un depredador muy eficaz y que, por tanto, tendrá un impacto negativo en las especies autóctonas. Atrapan a sus presas de forma similar a la mantis religiosa, aunque estas chinches son más sensibles al movimiento.

Tenemos que acostumbrarnos a vivir con ellos

De cara al futuro, los expertos advierten de que estos chinches asesinos podría convertirse en una especie que cause considerables molestias a las personas en zonas urbanas. Actualmente, vemos que la especie es cada vez más común en la región mediterránea, sobre todo en zonas urbanas, pero también en zonas agrícolas. Hiberna en estado adulto, por lo que no es raro encontrarla en edificios en invierno. Por ello, es más probable que cause picaduras que otros insectos ya que hay más contacto con las personas.

Debemos convencer a nuestro gobierno, tanto a nivel local como regional, de la necesidad de asignar recursos a la lucha contra estos enemigos. Porque el avance de un insecto de este tipo puede llegar a ser imparable si no se toman medidas inmediatas, y las consecuencias de estas invasiones son imprevisibles.

Monteliso en Santo Ángel al atardecer