El entorno más húmedo de «El Valle»
Santo Ángel, abril 2019 | Ángel Matas Zapata.
La rambla del Sordo se localiza en el Parque Regional el Valle – Carrascoy. Su cauce, muy encajado nace al pie del Pico del Relojero (603 m), concentra la aguas pluviales de la zona de la pedanía. El tramo final del cauce transcurre por el centro urbano de Santo Ángel.
Si queremos disfrutar en profundidad este tema es conveniente abandonar por un día nuestros paseos por la “avenida del colesterol”, y desplazarnos hasta la explanada de la Cresta del Gallo, para desde allí empezar una caminata que sin duda nos llenará de satisfacciones. En primer lugar nos encontramos a la izquierda el sorprendente “paisaje lunar” que desde siempre ha llamado la atención de propios y extraños.
Fotografía de las murallas de King Kong con la densa pinada de la umbría de los Sánchez a sus pies, y Columbares y Los Mamellones, al fondo.
Recorrido del barranco y la rambla del Sordo en fotografías
En su entorno se encuentra la Casa de Oración, fundada por el sacerdote D. José Sánchez Ramos hace más de 40 años. Se trata de una antigua casa de labor, que se transformó en un lugar de oración y meditación, y al que acuden a pasar días de retiro personas de diferentes lugares.
Fotografía de la Casa de Oración
Fotografía de la Casa de Oración
Fotografía de la Casa de Oración
Después aparece otro paisaje increíble, “las Murallas de King Kong”, que son una formación rocosa de 2 kilómetros de larga y 50 metros de alta, de color rojizo que con la luz del atardecer nos muestra un colorido bellísimo
Fotografía de las Murallas de King Kong
Fotografía desde la senda de las Murallas de King Kong con vista al «paisaje lunar»
Continuando con el paseo, llegamos al Pico del Relojero, lleno de antenas de todo tipo, y a sus pies nace el Barranco del Sordo. Es una enorme hondonada repleta de pinos de un vivo colorido que baja con sus recodos, pasando entre el Santuario de la Fuensanta y el Eremitorio de la Luz.
Fotografía del Pico del Relojero, lleno de antenas de todo tipo.
Inicio del barranco del Sordo, al fondo se puede observar las antenas del Pico del Relojero
Desde el mirador se puede contemplar todo el recorrido, con unas vistas asombrosas.
Cartel del mirador del Barranco
Inicio del barranco en la zona del Pico del Relojero
Barranco del Sordo y al fondo la Cresta del Gallo
Presa en pleno barranco del Sordo
Puente a la altura de la zona de los Teatinos
Otro puente bajando la Rambla del Sordo
Presa en la rambla del Sordo
Presa en la rambla del Sordo
Entrada en el pueblo de Santo Ángel
Cartel municipal
La rambla del Sordo en su paso por la población
Señal de advertencia, zona inundable
Rejilla grande donde finalmente el agua de la rambla pasa a la acequia
Después se transforma en rambla y termina en Santo Ángel, concretamente en la acequia de Beniajan.
La historia de la Rambla del Sordo
Una vez terminado este recorrido vamos a centrarnos en nuestra Rambla del Sordo y su historia.
Siempre me ha parecido curioso que perdure en el tiempo el apodo de una persona antes que su nombre, aunque es bien sabido que en esta zona ha sido costumbre ancestral la asignación a individuos y familias de motes que a la larga serían mas conocidos que los propios apellidos.
Esto sucede con la Rambla del Sordo, por lo que creo que es importante conocer algo de esta persona, a la que todos hemos nombrado centenares de veces a lo largo de siglos, y no solamente el apodo debido a su defecto físico. No es una exageración hablar de siglos, pues este hombre vivió, en lo que después sería Santo Ángel, “antes del descubrimiento de América”.
En la Edad Media proliferaban las llamad as Torres o Casas Fuertes, que tenían como finalidad el control de grandes extensiones de terreno y un carácter eminentemente defensivo. Una de ellas se encontraba en esta zona, y era conocida como la Torre del Sordo, porque había pertenecido a un individuo conocido por Juan Alonso “El Sordo”. En el Libro Capitular correspondiente al año 1478, con fecha 3 de octubre, podemos leer : “en el Llano del Regueiro de la Fuensanta, rambla de en medio con las vertientes de la Sierra que solía labrar Juan Alonso el Sordo…..”
Fotografía de la rambla del Sordo en su paso por el pueblo de Santo Ángel en los años 70
La primera noticia sobre esta torre se remonta al año 1433 y en ella se puede observar el escaso interés del Concejo, posiblemente debido a su estado de abandono, lo que quiere decir que se le supone a esta casa-torre una antigüedad aproximada a los principios de 1300. En el año 1433 se hace entrega de la Torre al ermitaño Fray Alonso de Salamanca, que había solicitado su concesión para ejercer en ella su vocación. En la carta de concesión se decía que la torre se hallaba cerca de la Fuensanta, y delimitaba, “de una parte con el cabezo que está encima de dicha torre, y por otra parte, a la derecha, con el cabezo que está encima de la cueva que está cerca de la Fuensanta”. Se le dona, no solo la torre, sino las tierras circundantes, y además el agua que está cerca de ella, y se le autoriza a construir una ermita, a cambio del pago de 1 real de plata anual. Pero son muchos los intereses de miembros del Concejo por hacerse con ella, debido a la abundancia de agua que la hacen muy interesante para actividades ganaderas, y así en 1438 lo consigue el regidor Sancho Dávalos. No la disfrutó mucho, pues en agosto de 1443, las autoridades conceden la torre al también ermitaño Pedro Juan de Molina, que la tuvo en su poder hasta que las presiones del regidor Diego Riquelme lograron arrebatársela en 1460.
María de los Llanos Martínez, en su obra Reconstrucciones Familiares: Los Riquelme mauricianos”, dice que “abundaban las explotaciones de tierras próximas a pozos abiertos en las estribaciones de la Sierra de
Carrascoy, Cresta del Gallo y pasos intermedios, en la que se buscaba el aprovechamiento de agua y pastos. Sirva como ejemplo la concesión por 15 maravedis de la Torre del Sordo en 1460 al regidor Don Diego Riquelme, situada en el paraje de Santa Catalina del Monte, próxima a la que ya se llamaba la Fuensanta; esta concesión encontró la resistencia de Pedro Juan de Molina, que la tenía arrendada, pagando al Concejo 1 real de plata al año, y que había efectuado reparaciones en la casa invirtiendo en ello más de 200 florines, para cobijar dignamente a los ermitaños que la ocupaban continuamente. No resulta pues descabellado suponer que esta casa cobijo a los ermitaños que posteriormente constituirían el Eremitorio de La Luz, y que tradicionalmente se encontraban dispersos en las cuevas de la zona.
En este caso, el choque entre intereses ganaderos y el valor religioso que el paraje ya tenia, fue la causa de que los censatarios de la Torre del Sordo fueran muchos a lo largo del siglo XV; Juan de Molina no era el
primero, pero tampoco lo fue Diego Riquelme, ya que su práctico sentido del Beneficio material acabó imponiéndose en 1479, año en que renunció a ella, que inmediatamente fue otorgada al escribano Francisco Pérez Beltran”. (Acta Capitular de 1479, de fecha 21 de agosto de dicho año, folio 53).
En 1841 se publica en el diario La Paz de Murcia una nota en la que los Vecinos de Santo Ángel y Verdolay solicitan al Ayuntamiento de Murcia que gire una visita a la Rambla del Sordo, donde desde hace tiempo se enterraban los caballos muertos en las corridas de toros de Murcia, por lo que se producían malos olores. La respuesta al alcalde de La Alberca fue “que no se quejaran los vecinos, ya que eso se había hecho así desde siempre”.
Fotografía, un día de lluvia, del final de la rambla del Sordo en el cruce con avenida Juan Carlos I en Santo Ángel | Autor desconocido
En 1983, siendo alcalde D. Daniel Aguilar Pinar, se iniciaron los trámites para encauzar y asfaltar el tramo de la Rambla situada en el interior del pueblo, que a partir de entonces y por unos años sirvió como
recinto para fiestas populares y para la instalación del mercadillo semanal. Esto es, a grandes rasgos, lo que podemos aportar sobre uno de los primeros personajes de los que se tiene constancia de Santo Angel, y no estaría mal, que al menos en una de las placas que señalan la Rambla del Sordo, se rectificara como Rambla de Juan Alonso “El Sordo”, en señal de homenaje a uno de los habitantes más antiguos de nuestro pueblo, que ha permanecido dando nombre a la rambla durante 600 años.
Fotografias: Jerome van Passel, Juan Jesús González Gurillo y Pedro J. Navarro