La desconocida historia de las santas Alodía y Nunilón

Dos Santas poco conocidas en Santo Ángel

Santo Ángel | Ángel Matas Zapata.

Las santas Alodía y Nunilón son muy conocidas y veneradas en casi toda España y bastante desconocidas en nuestro pueblo, Santo Ángel. Por eso creo que es interesante realizar un trabajo que nos cuente la historia de estas dos mártires, cuyas figuras están en el Eremitorio de La Luz, y sepamos como han llegado hasta aquí.

Historia, Culto y Devoción

Las santas Alodía y Nunilón nacieron en Adahuesca, cerca de Barbastro en la provincia Huesca, aunque hay otras fuentes que afirman que nacieron en La Rioja o en Andalucía. No eran gemelas como también se ha dicho.

Eran hijas de un noble y rico musulmán y de madre cristiana, en la zona de Huesca bajo dominio del Califato de Córdoba. Según la ley, estaban obligadas a profesar la religión paterna, pero su madre las educó desde muy pequeñas en la fe cristiana.

El padre murió siendo ellas muy niñas y su madre se volvió a casar con un fanático musulmán, que desde el principio les prohibió continuar profesando sus creencias. Poco tiempo después falleció su madre, y las
dos niñas fueron confiadas a la custodia de su tío, también musulmán, el cual, al descubrir que practicaban la religión cristiana las denunció a las autoridades, con el propósito de apoderarse del patrimonio de las niñas heredado de su padre, además de por la recompensa que entonces de ofrecía a los delatores por temas de fe.

Detención de Alodía y Nunilón

Alodía y Nunilón fueron detenidas y se las encerró en el castillo de la localidad vecina de Alquezar mientras llegaba su juicio. El juez, sospecho desde el principio de las intenciones del denunciante, y decidió ponerlas en libertad y alejarlas de su tío, poniéndolas bajo la custodia de dos mujeres musulmanas para que intentaran convertirlas al Islam, pero no contento con esta resolución, su tío volvió a interponer otra denuncia, esta vez ante la máxima autoridad judicial de Huesca.

El juez las interrogó con gran dureza y las amenazó con graves consecuencias si no abrazaban inmediatamente la religión musulmana, a lo cual se negaron rotundamente.

Imagen de las santas Alodía y Nunilón en el Eremitorio de La Luz

Durante cuarenta días intentó convencerlas por separado, con promesas, amenazas y con el engaño de que la otra hermana ya había aceptado, pero no dio resultado y ellas se mantuvieron firmes. Visto lo cual dictó sentencia de muerte contra ellas, con arreglo a las leyes vigentes impuestas por Abderraman II, emir del Califato.

Las dos hermanas fueron llevadas a la plaza pública y murieron decapitadas el 21 de octubre del año 851, Alodía con 13 años y Nunilón con 15.

Nunilón fue ejecutada en primer lugar, pero el verdugo falló y la golpeó en la mandíbula, por lo que la cabeza quedo colgando ya sin vida sobre el pecho. Al caer al suelo se le levanto la falda y Alodía corrió hacia el cadáver de su hermana le bajó la ropa, y ella misma antes de ser decapitada se ató una cinta al bajo de su vestido y a los tobillos para que no le ocurriese lo mismo.

Los cadáveres fueron abandonados para que fueran devorados por los animales, pero las aves carroñeras y las alimañas no los tocaron.

Llegaron noticias al emir de que los cristianos planeaban apoderarse de los cuerpos para enterrarlos debidamente, por lo que decidieron cambiarlos de lugar. Les ataron los pies con una soga y fueron arrastradas por un asno hasta una colina donde eran expuestos los ajusticiados, y allí debían permanecer hasta que se otorgase el permiso para enterrarlas.

Procesión de las Santas Alodía y Nunilón saliendo la eremitorio la Luz

Cuenta la tradición que todas las noches descendía una Luz venida de lo alto, por lo que se decidió que los cuerpos fueran arrojados a un pozo y cubiertos con piedras y tierra para borrar todo rastro de las niñas, y allí estuvieron hasta que la reina Oneca Velázquez, esposa del primer rey de Pamplona, admirada por los relatos de la vida y muerte de las dos santas, recuperó los restos para trasladarlos al Monasterio de Salvador de Leyre, en Yesa (Navarra).

Los dos milagros

A partir de entonces, en el Monasterio se produjeron dos milagros, el primero fue la curación del rey García Sánchez en 1051, que acudió muy enfermo a Leyre para encomendarse a las santas, y el otro en 1638, cuando tras una larga sequía se organizó una romería para implorar a las niñas santas la lluvia. El prior tomó un fragmento de un hueso y lo sumergió en la fuente de las Virgenes, lo sacó goteando sangre y en ese momento comenzó a llover.

Desde ese momento la devoción por las santas se extendió y todos los pueblos, especialmente de Aragón y Navarra, querían tener una reliquia de ellas.

En la ultima fase de la reconquista los cristianos efectuaron una incursión a la zona de Granada que tras duros enfrentamientos culminaron con la conquista de Huescar y su comarca. En 1496 el rey Fernando el Católico cedía la ciudad y sus zonas limítrofes a su cuñado don Luis de Beaumont, conde de Lerín y Condestable de Navarra, y en 1512 a la muerte de este paso al señorío de la Casa de Alba, concretamente de don Fadrique Alvarez de Toledo a la que se añadió una pequeña población llamada La Volteruela, que es la actual Puebla de don Fadrique.

Muchos de los aragoneses y navarros que participaron el la reconquista de estas tierras se afincaron en ellas y trajeron su devoción por las santas que ha perdurado hasta nuestros días.

Siglos después algunos de ellos se desplazaron a zonas industriales en busca de trabajo y llevaron con ellos sus costumbres y el amor por las santas. Así se instauró su culto en Madrid, Cornellá (Barcelona), Valencia y Murcia.

Los emigrantes de esta zona llegados a Murcia se agruparon en 1960 en una hermandad denominada Colonia Puebla-Huescar-Murcia, con socios de Murcia, Alcantarilla, Molina, Aguilas, Las Torres de Cotillas, Caravaca y Elche. En 1962 encargaron a José Sánchez Lozano las esculturas por ser este un fiel representante del estilo de Salzillo.

El Eremitorio de la Luz en Santo Ángel

Las imagines se instalaron en la iglesia de Nuestra Señora de la Asuncion en Alcantarilla, y el 1985 las trasladaron el Eremitorio de la Luz en Santo Ángel, donde desde entonces, todos los últimos domingos de octubre vienen centenares de personas de Huescar, La Puebla de Don Fadrique, de donde son patronas, y de la Hermandad de Murcia, las bajan de su camarín hasta el altar mayor para presidir la misa, y luego la llevan por los alrededores del eremitorio cantando el himno, y acaba la jornada con una comida de hermandad.

Procesión de las Santas Alodía y Nunilón en el entorno de la eremitorio la Luz

Recientemente han sido nombradas también Alcaldesas Perpetuas de la Puebla de Don Fadrique en un emotivo acto.

Este es el Himno de las Santas Alodia y Nunilón de D. Pedro García Martos, que solo cambia según la localidad que lo cante:

Santas benditas
lirios nevados de nuestro suelo,
soles radiantes de nuestro cielo,
Alodía y Nunilón;
Puebla (o Huescar) es toda,
para ensalzaros, lira de oro
y para amaros pecho sonoro,
de encendido corazón.
Flores puras de la Sagra,
que el jardinero Divino
a su jardín trasplantó;
vuestro perfume celeste
cual rocío diamantino,
los rosales de las almas encendió.
Claveles rubicundos de martirio
poned en nuestra senda
por cada abrojo un lirio;
guiadnos hasta Dios…
Palomas de la Sierra,
Santas de nuestra tierra,
nuestro canto triunfal llegue hasta vos.
Santas benditas
lirios nevados de nuestro suelo,
soles radiantes de nuestro cielo,
Alodía y Nunilón;
Puebla (o Huescar) es toda,
para ensalzaros, lira de oro
y para amaros pecho sonoro,
de encendido corazón.
¡Vivan las Santas! ¡Vivan las Santas Benditas!

Quiero expresar mi agradecimiento al Dr. D. Emilio Humanes, vecino y amigo, que fue quien sugirió el tema y aportó los primeros datos para la realización de este trabajo.

Este articulo forma parte del Taller “recopilación de la historia y la memoria de Santo Ángel” 2019.