Dos torres de la Edad Media
Este artículo explora la historia de dos torres medievales ubicadas en nuestra zona, basándose en la descripción que ofrece Huermur y Ángel Matas Zapata en su artículo sobre la historia de «La Rambla del Sordo«.
Dos testigos silenciosos
A escasos metros del conocido Santuario de la Fuensanta en Murcia, se ocultan dos testigos silenciosos de un pasado islámico: dos torres medievales probablemente del siglo XII. Construidas con robustos muros de tapial de argamasa para fines defensivos, estas estructuras han permanecido, sorprendentemente, ocultas a la vista de numerosos visitantes durante mucho tiempo.
Ruina de una de las torres medievales al lado del convento de las Carmelitas
Ubicaciones
Ubicada junto al convento de las Carmelitas, la primera torre ejerce un dominio visual sobre los accesos y las vías de subida al santuario, abarcando también gran parte del valle y la huerta circundante. La segunda torre se encuentra en la zona suroeste, próxima a los aparcamientos del Santuario. Ambas construcciones destacan por sus considerables dimensiones, con lados que oscilan entre siete y trece metros.
La Edad Media
Durante la Edad Media, en la región eran comunes las Torres o Casas Fuertes, edificaciones defensivas destinadas al control territorial. Una de ellas, la Torre del Sordo, tomó su nombre de Juan Alonso “El Sordo”, supuestamente el primer propietario de esta torre. Documentos de 1478 ya la mencionan en relación con sus tierras. Se estima que fue construida alrededor del año 1300, aunque la primera mención formal data de 1433.
Parte del muro de la torre cerca del convento
Ubicación cerca de la Fuensanta
En 1433, la torre fue concedida al ermitaño Fray Alonso de Salamanca, situándose cerca de la Fuensanta y lindando con ciertos cabezos y una cueva cercana. La donación incluía tierras y agua, permitiéndose la construcción de una ermita a cambio de un real de plata anual. Sin embargo, el interés por la torre creció debido a la abundancia de agua, atrayendo a miembros del Concejo con intereses ganaderos. En 1438, Sancho Dávalos la obtuvo, aunque brevemente, ya que en 1443 pasó a otro ermitaño, Pedro Juan de Molina, hasta que Diego Riquelme la adquirió en 1460.
Ruina de una de las torres con el santuario de la Fuensanta al fondo.
Albergue para ermitaños
María de los Llanos Martínez destaca la importancia de las tierras cercanas a fuentes de agua para la ganadería en la zona, citando la concesión de la Torre del Sordo a Diego Riquelme en 1460. Pedro Juan de Molina se opuso, ya que la tenía arrendada y había invertido en reparaciones para los ermitaños que la ocupaban. Se sugiere que esta torre pudo haber albergado a los ermitaños que posteriormente formarían el Eremitorio de La Luz.
A lo largo del siglo XV, la Torre del Sordo tuvo varios arrendatarios debido al conflicto entre los intereses ganaderos y el valor religioso del lugar. Tras Diego Riquelme, quien la obtuvo por su potencial económico, la torre fue finalmente otorgada al escribano Francisco Pérez Beltrán en 1479. Desde esta última fecha, no hemos podido encontrar más información histórica sobre esta emblemática torre.
Ruina de una torre de la edad media
Torre del Sordo
Basándonos en las descripciones históricas disponibles, inferimos que la torre, en estado de ruina, que se erige contigua al convento de las Carmelitas, corresponde a la denominada «Torre del Sordo», cuyo nombre evoca a su antiguo propietario, Juan Alonso. Esta hipótesis se fundamenta en varios elementos clave de su ubicación geográfica.
En primer lugar, esta torre se sitúa como la estructura más próxima a «la Fuente Santa«, un punto de referencia hídrico significativo en la zona. En segundo lugar, su cercanía a la rambla del Sordo refuerza esta identificación. Finalmente, su proximidad a la cueva conocida como «La Cueva de la Cómica» añade un indicio topográfico que la relaciona con las menciones documentales que sitúan la torre en un entorno cercano a estos puntos geográficos. Por lo tanto, la convergencia de estos factores espaciales nos lleva a la conclusión de que la torre (o lo que queda de ella), junto al convento carmelita es, con más probabilidad, la histórica Torre del Sordo.
Protección y conservación
A pesar de que la legislación española, desde la disposición de 1949 que protege todos los castillos hasta la actual Ley de Patrimonio Cultural, otorga a estos edificios medievales la categoría de Bien de Interés Cultural (BIC) con carácter general, estas torres, como gran parte de nuestro legado cultural, se encuentran en un estado de abandono y sin la protección legal debida. Esta omisión fue señalada por Huermur entre 2018 y 2019, criticando la inacción de la Consejería de Cultura en garantizar su correcto mantenimiento, protección y conservación, aspectos fundamentales que la declaración como BIC exige, incluyendo un entorno de protección cultural adecuado y una actualización formal a la normativa vigente.
Estado de abandono del Santuario de la Fuensanta
Hacen falta medidas inmediatas
La preocupante situación de deterioro no se limita, como hemos señalado, a las dos torres medievales. El desolador estado en el que se encuentra todo el complejo del santuario de la Fuensanta clama al cielo. Resulta indignante constatar el abandono de una de las atracciones turísticas más conocidas y visitadas de Murcia. Lo que debería ser una emblemática tarjeta de presentación de la ciudad, un símbolo de su riqueza histórica y cultural, evidencia de manera palpable una alarmante falta de interés tanto por parte del municipio de Murcia y la Comunidad Autónoma en la preservación del patrimonio que pertenece a todos los murcianos. Esta negligencia no solo es una falta de respeto hacia la historia, sino también una oportunidad perdida para potenciar el atractivo turístico y cultural de la zona.
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Fotografías: santoangel.red
